Sólo faltó el asado...
Kenny Rogers en Argentina - 23 de mayo, 2011.
Teatro Gran Rex
Por primera vez en sus más
de 50 años en el show business, el tejano Kenny Rogers se lanzó
a recorrer parte de Sudamérica. “Me preguntaron porqué
había tardado tanto en venir”, dijo sobre el escenario del
Teatro Gran Rex, en Buenos Aires, República Argentina, “Pues
nadie jamás me lo pidió!!”, agregó, arrancando
risas de los tres mil espectadores que colmaron la sala. Basta mirar la nutrida
agenda del cantante en su sitio web para ver que no le debe haber resultado
nada fácil la tarea de salir a recorrer el exterior, cuando tiene tantos
compromisos en su propia tierra con conciertos día a día.
De todos modos, pudimos disfrutar el viernes 20 de su concierto en Punta del
Este en Uruguay y cuando creímos que nada podía mejorar este
evento, llegó el recital del lunes 23 en Buenos Aires.
Minutos antes de salir al escenario,
Rogers tuvo la deferencia de recibir a varios fans, entre los que nos contamos.
Tuvimos la experiencia única de conversar por unos minutos con el artista
que es sinónimo de Música Country en todo el mundo, el artista
que para muchos de nosotros, significó la puerta abierta a este riquísimo
estilo musical. Luego de una breve conversación y de una foto con el
tejano, y luego de recuperarnos del shock, llegó el concierto.
Comenzaron los acordes de “Love Or Something Like It”,
Nº 1 de 1978 que Rogers compusiera por esa época junto a Steve
Glassmeyer, quien se encargaba justamente de los teclados y la mandolina en
este concierto. Vale la pena acotar que la versión que desde hace años
Rogers hace en vivo de esta canción es mucho más dinámica
que la que llegara al primer puesto en los rankings de Billboard y realmente,
esta nos gusta mucho más.
“It’s A Beautiful Life” del álbum “Back
To The Well” del 2003 siguió manteniendo el ritmo alto y
luego de un saludo a Argentina y de disculpas por su pobre español,
nos fuimos derecho al más puro sonido honky tonk con “If
You Want to Find Love”, del álbum “Back Home Again”,
un tema Nº 11 en 1991.
Llegó el momento de parte de lo que hizo famoso a Rogers en todo el
mundo: sus románticas baladas country. Un medley de “Through
The Years”, “You Decorated My Life” y “She
Believes In Me” arrancó suspiros de las muchísimas
admiradoras del cantante, mientras se sucedían fotos de varios años
de la carrera del tejano, nacido un lejano 21 de agosto de 1938 en Houston,
Texas.
Llegó la primera historia de infidelidad de la noche en “Ruby
(Don’t Take Your Love To Town)”, clásico de Mel Tillis
que si bien ha sido grabada por centenares de artistas, es la versión
de Rogers la que llegó a la fama. El público cantó con
energía el estribillo, mientras que Rogers desafiaba a distintos grupos
a cantar mejor que el anterior, entre risas y bromas.
Nuevamente, el clima se tranquilizó y llegó “To Me”,
de Mack David y Mike Reid, una intimista balada que Rogers interpretó
mientras se proyectaban en una pantalla gigante, escenas de los 8 años
de vida de los pequeños Justin y Jordan, hijos del cantante con Wanda
Miller, quien también estaba en las fotos y tras el escenario. Fue
un momento de gran contacto con el público, que disfrutó tanto
de la canción como de las fotos con mucho respeto.
Subió el ritmo con el clásico “Reuben James”,
de Alex Harvey y llegó una nueva balada, “Love The World
Away”, incluida en la banda sonora del filme “Urban Cowboy”
protagonizado por John Travolta.
Los sonidos country más clásicos volvieron con “Coward
Of The County”, de Billy Edd Wheeler y “Daytime Friends”,
de Ben Peters, ambos Nºs 1 en 1980 y 1977, respectivamente y luego fue
el turno de “Buy Me A Rose”, canción que fuera
grabada por Rogers con la colaboración de Alison Krauss y Billy Dean
y que fuera Nº 1 en el 2000.
El tejano contó al público entonces que el año pasado
había hecho un especial en televisión titulado “The
First Fifty Years” que significó un recorrido de su carrera,
comentario que arrancó aplausos; efectivamente, Kenny Rogers es el
único artista que ha tenido hits en los rankings de la revista Billboard
a lo largo de cinco décadas. Sobre la pantalla gigante aparecieron
escenas del cantante en su época con el grupo The First Edition mientras
que pasaba a interpretar los psicodélicos “Something’s
Burning” y “Just Dropped In (To See What Condition My
Condition Was In”) de los cantantes country Mac Davis y Mickey
Newbury respectivamente.
De regreso al mundo de las baladas, le llegó el momento a “Share
Your Love”, “Crazy” (no confundir con el tema compuesto
por Willie Nelson) y “I Don’t Need You” y luego
subió nuevament el tempo con “She’s A Mystery”
de Steve Pippin y Larry Keith, del álbum “Kenny” de
1979.
Rogers hizo una breve recorrida por los nombres de algunas de las cantantes
que han compartido éxitos con él –Dottie West, Kim Carnes
y Dolly Parton, aunque faltaron Anne Murray, Holly Dunn y Whitney Duncan-
y mencionó que su dueto favorito ha sido siempre “We’ve
Got Tonight”, tema compuesto por el roquero Bob Seger que Rogers
grabara con la escocesa Sheena Easton y que llegara al Nº 1 en las listas
country y Nº 6 en las listas pop.
El toque “religioso” o gospel de la noche, con aires celta, llegó
con “Have A Little Faith In me”, de John Hiatt, del álbum
“Across My Heart”, que Rogers cantó con la “ayudita”
del público, quien repetía el coro a indicación del cantante.
Vale aclarar que a lo largo de todo el concierto, el público no dejó
casi en ningún instante de cantar las canciones junto a Rogers, en
algunos momentos sólo los estribillos, en otros momentos, la canción
entera. Pero la locura total llegó cuando comenzaron los acordes del
internacionalmente conocido “The Gambler” de Don Schlitz
(Grammy a Mejor Canción, Mejor Intérprete y Canción del
Año), mientras que en la pantalla gigante se proyectaban escenas de
las cinco películas que Rogers ha protagonizado como el ficticio pero
ya legendario jugador Brady Hawkes. Tres mil voces entonaron el coro que fue
creciendo, haciendo resonar el recinto y al culminar, ante una indicación
de Kenny, los músicos arrancaron nuevamente con el coro y otra vez,
el público entonó una vez más ese archifamoso tema.
La siguiente historia de infidelidad siguió con “Lucille”
el clásico vals de Harold Bynum que le significara a Rogers el
regreso al tope de los charts luego de la disolución de The First Edition.
“Lucille” es la típica “beer-drinking song”,
esa que los amigos entonan en los bares mientras se hamacan de un lado a otro.
Justamente eso comenzamos a hacer en la tercera fila donde nos encontrábamos
y el propio Rogers nos dijo que parecíamos “un grupo de Ray
Charles”!!
Llegó el mismo comentario que había hecho en Punta del Este.
“Durante treinta años, he terminado mis conciertos con ‘Lucille’,
dejo el micrófono aquí y me retiro, para quedarme entre bastidores
esperando que el público me llame. El público sabe que el artista
va a volver y el artista sabe que el público lo va a llamar, por eso
he dejado de hacer esa caminata. Según pasan los años, uno empieza
a tener en cuenta esos pasos y un día, pienso que me van a traer en
silla de ruedas a cantar ‘Lucille’!!”. Risas generales
y surgió “Lady”, el clásico Nº 1 en
las listas country y pop, compuesto por Lionel Richie para ser seguido por
“Islands In The Stream”, compuesto por Barry Gibb y que
Rogers llevara al tope de los rankings country y pop por 2 semanas en 1983.
Elogios aparte para los músicos de Kenny: su viejo amigo, Steve Glassmeyer
en teclados, mandolina y voz; Randy Dorman en guitarra acústica y eléctrica;
Chuck Jacobs en bajo; Lynn Hammann en batería y percusión; Warren
Hartman en teclados; Gene Sisk también en teclados y voz; Brian Franklyn
en guitarra eléctrica y la joven amber Corr, en violín, quien
se lució en un set instrumental a puro bluegrass más alguna
que otra polka, junto a Dorman y Franklin.
“Un amigo mío un día me dijo que no me asustara en
Uruguay. Me contó que el público escucha muy atentamente y al
final, aplaude a rabiar. Ese amigo es Eric Clapton”, contó
una vez el gigante del blues B. B. King. En este concierto en Argentina, el
público fue muy distinto al uruguayo: cantó, rió, gritó,
aplaudió sentado y de pie a lo largo de todo el concierto, haciendo
vibrar el legendario teatro de la calle Corrientes y convirtiendo el concierto
en una gran fiesta.
Tanto en Argentina como en Uruguay, existe esa tradición del asado
con amigos, el gusto por reunirse y así porque sí, comenzar
a cantar “una canción que sepamos todos”. Pues
aquí todos conocíamos todas las canciones. Todos cantábamos
y disfrutábamos. El público se miraba, sonreía al desconocido,
se emocionaba con el vecino, éramos todos una sola entidad.
Era, en resumen, como una gran fiesta con amigos, cantando nuestras canciones
favoritas.
Lo del título: sólo faltó el asado.
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Asociación de Música Country de Uruguay - A.M.C.U.
enviados especiales a Buenos Aires, Argentina
mayo 23, 2011