Shangri-La Country
9º edición del San Pedro Country Music Festival, San Pedro, República Argentina.
24 y 25 de septiembre, 2011.

24 y 25 de septiembre: dos fechas que muchos estaban esperando desde hace tiempo. Son dos días en las que los amantes de uno de los más inusuales estilos musicales en Sudamérica, pudimos reunirnos una vez más con más gente afín y no sentirnos tan solos en el mundo, aunque más no sea por un poco más de 48 horas. Durante este período, la pequeña ciudad de San Pedro vuelve, una vez más, a convertirse en una especie de Shangrilá campirana, capital de la Música Country, hogar de uno de los festivales más importantes de América del Sur: el San Pedro Country Music Festival.
Una vez más vuelve a sorprenderme cuán ajeno a este evento está el resto del país. En Buenos Aires poco o nada se sabe o se habla del festival, aunque este año, la prensa más “importante” –léase Clarín- dedicó una nota donde mencionaban a “unos cientos” de fanáticos. Me pregunto a qué festival fue el cronista que escribió eso: miles fueron los asistentes al San Pedro Country Music Festival, llegados no sólo de muchas partes de Argentina, sino también desde Uruguay, Chile, Perú y Brasil –por lo menos sabemos nosotros, pero no dudamos de que hayan llegado desde más lejos-.
A continuación, les ofrecemos, tal como lo hacemos desde hace años, una crónica de los dos días de música vividos en la 9ª edición del festival.

Sábado 24 de septiembre.
Por razones de horarios, autobuses y hotel, nos fue imposible llegar a ver la presentación de King Bee, dúo formado en la propia San Pedro por Eduardo Della Bruna y Cristian Mamberto, quienes a lo largo de todos los festivales ya han mostrado su virtuosismo en el country blues acústico, pero aquellos lectores y visitantes a este sitio que tengan deseos de comentar la actuación de este dúo, están invitados a hacernos llegar sus líneas por nuestro correo electrónico.

Buenos Ayres Bluegrass Band – el popular trío (o cuarteto, cuando cuentan con Joe Troop en violín) se redujo en esta presentación, y por razones estrictamente personales de su líder, Jorge “Don Gato” Castillo, a una presentación solista. Con un dominio total de la voz y acompañado sólo por su guitarra, Castillo cantó mejor que nunca y nos dejó temas principalmente propios, como “Solitario”, “Expreso Del Sur”, “El Tiempo Es Hoy”, así como algún otro con aires mejicanos, e incluso su versión de “Fisherman’s Blues”. Muy buena actuación, que si bien pretendió ser “íntima” como dijo Castillo, contó con un amplísimo marco de público que siguió muy atento la presentación.

Marcos Lenn – Lenn es un artista que se siente tan cómodo en el rock, en blues o en terreno country, con un amplio repertorio en su mayoría propio, que sabe adaptar a cada situación. En esta presentación, la mayoría de los temas eran de su nuevo cd “Está Todo Pago”, donde se destacó la primera canción “Voz De Guitarra”, un tema muy country. Muy buena actuación que si bien contó con alguna renovación en su banda, siguió contando con la efectiva actuación de Nahuel Lenn en guitarra, Mariana Galli en armónica y las participaciones especiales de Pablo Palmieri en batería, Martín Cipolla en bajo y Pablo Hadida en guitarra lap steel.

Huckeberrys – Mas volcados a un sonido soft-pop / folk , los “primos” Huckleberrys brindaron buenas versiones de temas de Creedence Cleawater Reviva, Mavericks y hasta incluyeron el clásico “Baby, I Love Your Way” de Peter Frampton. Un buen quinteto, concreto, efectivo y que tienen muy claro la música que quieren hacer y lo hacen muy buen.

Hijos de Dylan – Siempre es un placer escuchar a este grupo que encara la difícil tarea de incursionar en el country-rock californiano y en el repertorio de Dylan. Se lucen con sus armonías vocales y en especial con “Mr. Tambourine” y una movidita version de “The Times They Are A-changin’” más un broche de lujo que fue “The Weight” del grupo de Levon Helm, The Band.

Nosville Hillbillys – De Chile llegó el yodel de la mano de este dúo (“Hillbillys”, no “Hillbillies”) formado por Daisy Diamond y Frank Jacket (nombres artísticos, por supuesto), acompañados en esta instancia por el dúo The Southbound (Henry Donati en guitarra steel y banjo y Lautaro Borches en bajo). El repertorio, así como su indumentaria, significó un salto en el tiempo para recrear temas de las décadas de los 20 a los 50, principalmente basándose en el repertorio de Patsy Cline, del cual hicieron “Crazy”, “I’ve Loved And Lost Again”, “I Love You, Honey” y “Walking After Midnight”. Por allí asomaron “Jukebox Blues” de June Carter y “Pistol Packin’ Mama” de Al Dexter que contó con Marcos Ferragut en acordón y Donati en banjo.
Toda la instrumentación adorna y complementa perfectamente la estupenda voz de Daisy, suave, sencilla, alegre y que deja a todos con una gran sonrisa cada vez que encara sus yodels. “Al fin empezó el country”, dijo algún asistente luego de todo el country-rock anterior y si bien no compartimos exactamente esa opinión, sí reconocemos que la presentación de los Nosville Hillbillys es algo totalmente atípico y distinto a la música que se presenta a lo largo del festival.

Far West – del mundo acústico de los chilenos, fuimos al enérgico rock sureño y swamp rock de esta banda tributo a Creedence Clearwater Revival, que sigue siempre mostrando su efectividad. “Hey, Tonight”, “Green River”,”It Came Out Of The Sky”, “I Heard It Through The Grapevine”, “Have You Ever Seen The Rain?”, “Jambalaya” y “Travelin’ Band” son algunos ejemplos de un repertorio que encararon muy, pero muy bien y que hizo bailar enérgicamente al publico, recordándonos cuán eterna es la música del legendario grupo de John Fogerty.

Victor Hamudis Band – Esta fue la primera presentación de esta banda en el escenario de San Pedro. Lograron brindar un muy buen repertorio, con una buena voz, rasposa, onda Joe Cocker de Hamudis, con un country-rock que se alimentó por momentos de elementos de blues y sobre todo, de gospel. Fue una de las buenas sorpresas del festival y esperamos poder volver a verlos.

Maverick – Llegaron de muy lejos y fueron, quizás, la gran sorpresa de este festival. Quién se iba a imaginar que por allá, tan al sur de la Argentina, en Usuahia, una banda iba a estar haciendo tan buen country, y country del puro, de pura cepa. Arrancaron con un buen honky tonk –que sufrió un poco con la voz baja, poco amplificada, lo cual fue superado a la mitad de la canción-. Siguieron con su versión de “Country Strong”, mejor y más country que la propia versión de Gwyneth Paltrow de la película del mismo título y pasaron luego al terreno de Alan Jackson con dos de sus éxitos, “Gone Country” y “Tall, Tall Trees”( tema compuesto por los gigantes George Jones y Roger Miller), además de incluir una composición propia, “Detrás De La Tormenta” que se integró muy bien al set de clásicos elegidos. Muy buen grupo, mucha fuerza, dos voces, violín, guitarra, bajo y batería para una banda que, por más lejos que esté, tiene que volver a este festival. Fue el comentario general.

Pasto Loco – Son uno de los grandes veteranos del movimiento country en la Argentina y en este festival y arrancaron con una enérgica versión de “Walk Softly On This Heart Of Mine” que si bien es conocida por estos lares por las versiones de los Kentucky Headhunters y las Dixie Chicks, décadas antes ya era éxito en la voz del inmortal Bill Monroe. Siguieron “Oh, Atlanta”, “Barbed Wire And Roses”, el polémico tema “Need You Now” y “Blame It On Your Heart”, una seguidilla de canciones que demostraron que Victoria Sarinelli es una de las mejores vocalistas en el escenario sampedrino cada año y hasta Gustavo Roca –uno de los vástagos de Dylan- también hizo su gran aporte encarando un tema de Buffalo Springfield. No podemos, sin embargo, dejar de dar un serio tirón de orejas al guitarrista Nicolás Constantinidis, quien encaró “Jackson” a dúo con Victoria, de una manera dubitativa, evidentemente por no conocer la letra de la canción y que hizo desmerecer seriamente la presentación.

Gabriel Grätzer – El maestro del country blues se presentó este año en formación de trío, acompañado por Fernando Zoff y Diego García. Como siempre, es impecable la presentación de Grätzer, no sólo en lo que respecta a su interpretación, con un cuidadísimo inglés y cálida voz, sino además en el marco educativo que nos brinda, siempre ilustrando con datos históricos y amenos cada canción. Grätzer nos plantea no sólo un viaje en el tiempo, sino también en espacio, al lejano sur de los Estados Unidos, recreando ese country blues que uno puede encontrar a la orilla del río Mississippi en Lousiana, por ejemplo. Uno de los puntos más altos de su actuación: “Harbour Of Love”

Gabriel Taborda All Show – Es harto difícil escribir estas notas y ponerse de pie al mismo tiempo al referirse a otro maestro musical como lo es Gabriel Taborda. Su actuación, junto a su esposa Laura Romero, arrancó de manera instrumental con su guitarra y acordes que fueron desde el tema de “Bonanza” pasando a acordes de clásicos de los Rolling Stones y The Police. Por su parte, hizo vibrar a San Pedro con “Rock And Roll Music”, “Jambalaya”, “Brown Sugar” y “Johny B. Goode” mientras que Romero brindó sus lecturas de “When Will I Be Loved” (Everly Brothers y Linda Ronstadt), “Crazy” (clásico de Willie Nelson inmortalizado por Patsy Cline) y “Lonesome Side Of Town” de Kim Richey demostrando que, por lo menos para nuestro gusto, ella no es una de las mejores vocalistas en San Pedro, sino lisa y llanamente, la mejor.

Eduardo Cautiño y Los Viajeros – Llegaron con bombos y platillos y con temas propios, pero algo sucedió ya que, aparentemente, no lograron el contacto con el público. Su tema “Viajero” sonó con una voz onda Eric Clapton y se destacó “Stranger”, pero en general, el público no acompañó. No es conveniente para un artista que viene por primera vez a un escenario de las características del de San Pedro, que se presente con un repertorio enteramente integrado por temas propios, que el público desconozca y que ni siquiera puedan acompañar cantando. El espíritu de San Pedro es justamente ése, ir a escuchar esas canciones que escuchamos en casa pero que no podemos escuchar en vivo en otros lados o por lo menos, en muy pocos. Siempre es necesario algún cover, algún tema que tienda puentes y llegue a la historia personal de quien escucha y luego, sí, el artista puede unir ese cover con algún tema inédito. Faltó eso y por algo, Cautiño fue quizás el único artista al cual el público sampedrino no pidió un bis.


Fernando Goin – Aqui vemos el ejemplo contrario: Goin se da el lujo de hacer varios covers de manera excelente, en su estilo personal, y a lo largo de los años ha ido integrando sus propias composiciones que hoy ya son conocidas y coreadas por todos sus seguidores, que lo son en grandes números. Desde “Shake, Rattle & Roll”, pasando por “Down The Road I Go” y por “I’ll Be Your Baby Tonight” de su ídolo Bob Dylan, Goin brindó un show de altisimo nivel, respaldado por una banda estupenda con la que se presenta desde hace tiempo, lo cual los ayuda a lograr un sonido compacto, efectivo, donde cada músico sabe bien por dónde va su compañero. El grupo contó con Luis Taboada en guitarra, Pablo Palmieri en batería y Carlos Rotondaro en bajo, además de una efectiva y sorprendente participación del hijo de Goin, quien con sólo 9 años, demostró que el talento lo lleva en su torrente sanguíneo.

Joe Troop – Es difícil para un instrumentalista y más para un violinista, brindar un set solista. Por eso, Troop, nacido en Carolina del Norte y residente desde hace años en Argentina, contó esta vez con la colaboración de Diego Sánchez en bajo. Buenos instrumentales y el mejor momento: “Fobby Mountain Breakdown”.

MAX – Este es otro de los grupos legendarios en el sonido country argentino y el que más discos lleva editados. Llevan años haciendo lo suyo y aunque hayan cambiado algunos integrantes, se presentan tan seguido en fiestas y conciertos que se han amoldado perfectamente, sonando muy bien en clásicos de Creedence como “Cotton Fields” o de Rita Coolidge como “I Don’t Wanna Talk About It". Cuando entran en el terreno más movidito, allí se compran al público con excelentes versiones a puro violín de “Two Of A Kind” de Garth Brooks, su versión en español de “The Devil Went Down To Georgia” de la CDB y “If You’re Gonna Play in Texas” de Alabama. Body Arribas se desempeña cada vez mejor como vocalista, así como Angeles Fernández, especialmente bien en “Every Little Thing” de Carlene Carter. Mención aparte, la estupenda versión de “Good Time”, una canción que por su letra larga, es muy difícil de interpretar, así como un gran final con frenéticas versiones de “All You Ever Do Is Bring Me Down” de los Mavericks y un bis con “Chattahooche” de Alan Jackson.

Billy La Rocka – El año pasado se presentó por primera vez en el escenario de San Pedro y realmente se metió a todos en el bolsillo. Este año tuvo la altamente responsable tarea de cerrar el primer día del festival. La Rocka define su banda con un grupo de Rock And Roll, pero cuando hace country, lo hace con el mismo talento y la misma fuerza que su amado rock. “Matchbox”, “Bertha Lou”, “Mystery Train” y “Rockabilly Boogie” nos llevaron a los 50, terreno que La Rocka domina la perfección, pero también hubo Neo-rockabilly con el ya clásico “Drivin’ Wheel” de Robert Gordon, además de “Sultans Of Swing” (Dire Straits), “Don’t Look Now” (CCR) y de una versión en español de “House Of The Rising Sun” que comenzó lenta, como la original, pero que derivó a un gran rockabilly. La Rocka es un tipo tan humilde debajo del escenario como talentoso sobre el mismo, que brinda shows con una gran fuerza y mención aparte merece su guitarrista, Walter Macedonio, que hace que su guitarra sea una extensión más de su cuerpo y la maneja con una destreza impresionante, convirtiéndolo en uno de los mejores guitarristas de los dos días de San Pedro.

Fin del primer día. Noche de Butti, el bar del centro de San Pedro: baile en las calles con los Honkys e integrantes del grupo de Fernández Madero, todos bailarines argentinos que además de bailar frente al escenario, brindando un show aparte, bailan en la calle en la noche sampedrina y en cualquier lugar donde puedan encontrar un terreno horizontal, contagiando su buena onda y su alegría. Dentro del bar, sombreros, botas, hebillas, los músicos que van cayendo y que se juntan en improvisadas “zapadas” mientras se despachan inmensas milanesas de la casa, con huevos fritos y papas fritas. Un show aparte de baile, comida y música para noctámbulos que se prolonga hasta las 4 ó 5 de la mañana, con suerte.

25 de septiembre.
Segundo día en San Pedro. Es difícil levantarse luego de la maratón del día anterior y eso hace que lleguemos tarde y nos perdamos a los Covernautas. Sorry muchachos, les debemos la crónica pero esperamos haber sido pocos los que nos perdimos su actuación. Nuevamente, aquellos que quieran agregar unas palabras a esta crónica con respeto a los Covernautas, no se amilanen y manden su comentario a amcu@adinet.com.uy

Lajtavary Family Band – Andrei Lajtavary apareció sobre el escenario de San Pedro hace un par de años y su actuación no fue exactamente para el mejor recuerdo. Pero ya su presencia el año pasado creció cuando estuvo acompañado de su sobrino, si bien mal no recordamos. Ahora, Lajtavary llegó con toda su familia, seis en total, y el rendimiento dio un giro de 180 grados. La Lajtavary Family Band sonó bien acoplada, efectiva y sobre todo, alegre y contagiando esa alegría a su público. Desde “Jackson” hasta “Every Little Thing” a cargo de las chicas Lajtavary, toda la presentación se ganó ya su lugar en el mundo country argentino. Felicitaciones a un artista que se interesó por crecer y brindar un show mejor y más profesional.

Rico Y Simple – Estos chicos llevan un nombre como de dúo cómico y realmente, hay que admitir que el humor fue el común denominador en su presentación. Este cuarteto, que para nada tenía aspecto de grupo country, se descolgó con una divertidísima versión de “Folsom Prison Blues” totalmente argentinizada donde cambiaron a la prisión de Folsom por Devoto y donde la “vieja” le dijo que no jugara con “fierros” y los “conchetos” viajan en el tren. Todo un deleite que siguió con un feroz rockabilly autobiográfico, “Chori Nunca Más” donde se narraba una triste experiencia al comer los chorizos de San Pedro. “Flying Saucer Rock And Roll” más algún que otro tema propio, hicieron que este grupo, donde se lució su bajista Ignacio Monteagudo, fuera una de las sorpresas más comentadas y mejor recibidas del segundo día.

La Rockabilera del Sur – Volvió esta banda a hacer lo que mejor hace: gran rockabilly, con energía y diversión y para hacer bailar. Nada de filosofía ni letras trascendentes, la consigna del grupo es hacer bailar a la gente y lo logran por lejos. “Tennessee Rock And Roll”, “Matchbox”, entre otros, nos hicieron pensar qué lindo hubiera sido haber crecido con esta música en los años 50, pero como no pudimos, la Rockabilera nos da una mano.

Banda Viajera – Con ese nombre, uno espera y recibe un gran tributo a Creedence Clearwater Revival. “Bad Moon Rising”, “Lookin’ Out My Back Door”, “Lodi”, “Have You Ever Seen The Rain”, “Green River”, “Up Around The Bend”, “Fortunate Son” y “Travelin’ Band”. Esta fue la segunda banda tributo a Creedence Clearwater Revival y si bien son tan buenos como Far West, serios problemas de audio opacaron su actuación, ya que por momentos no se entendía ni se oía absolutamente nada, problema que fue subsanado, afortunadamente, a medida que transcurría la actuación del grupo.

Adrián Tigen – El cantautor y psicólogo, fanático a muerte de Brad Paisley, abrió su set justamente con un tema de este nombre fuerte del country moderno: “This Is Country Music”. A pesar de algunos inconvenientes con el audio, Tigen logró crear un clima intimista donde hasta se atrevió a crear una versión lenta de “Folsom Prison Blues” para estar, según su opinión, con una melodía más acorde al tema de la canción. El público, muy respetuosamente, apreció las cualidades interpretativas tanto vocales como instrumentales de Tigen, quien es, sin duda, uno de los mejores cantantes masculinos sobre el escenario de San Pedro.

Richard Lake – Con el cantauto Chente Rebich como voz líder, este quinteto volvió a destacarse por su composiciones propias y sus versiones en español de éxitos como “Just To See You Smile” de Tim McGraw. Un trabajo serio y sostenido han llevado a esta banda a tener sus seguidores que bailaron y aplaudieron el trabajo ofrecido.

Rebeca Caldera & The Crazy Riders – Nuevo nombre para una banda que hace tiempo viene tocando junta y cuyo resultado vuelca sobre el escenario. Tienen, además, la particularidad de poder hacer temas populares que no se convierten en simple covers, o sea, no copian el original como hacen muchos otros, sino que adaptan esas canciones a un estilo definido que la banda tiene y que hace que todo su repertorio suene coherente y personal. Gran calidez con el público que los espera y quiere, Caldera y sus Riders brindaron desde “Lodi” (Fogerty), “Born To Run” (Springsteen via Emmylou Harris”), “Ain’t Livin’ Long Like This” (Rodney Crowell via Harris) hasta temas propios como “Cenizas”, que sonó tan acorde como los demás. Uno de los momentos altos del festival, sin duda alguna.

Swing Brothers – Se autodefinen como una banda de blues y rock que intentó “countrizar” su música, según ellos mismos dijeron. Su repertorio incluyó “Great Balls Of Fire” con especial lucimiento del maestro Alejandro Piedis en piano, “Walk Of Life”, “Route 66” (en español), “Footlose”, “Blue Suede Shoes” y una gran, muy sentida versión instrumental en armónica de “Amazing Grace” a cargo de Jorge Simonián. Realmente un grupo con mucha energía que brilló en la tarde del segundo día country.

Southern Cross – Ronnie Harvey y Nicolás Constantinidis forman este dúo que se volcó más al folk, comenzando con una buena versión “Blowin’ In The Wind” de Dylan, pasando por “Lonesome Dove” de Garth Brooks, “A Horse With No Name” de America, hasta una excelente versión de esa magnífica canción que es “Leader Of The Band”, del desaparecido Dan Fogelberg.

Sudgrass Bluegrass – Con este nombre, uno esperaba escuchar el bluegrass puro que no estuvo en el festival al faltar los uruguayos de Hickory Wind, pero no fue así. Batería y guitarra eléctrica dieron un toque más moderno a su correcta entrega de bluegrass, con temas como “Take Me Home, Country Roads”, “Cotton Fields”, entre otros.

Bronco – Pedimos mil perdones a los integrantes de Bronco, pero razones de índole estrictamente personal nos impidieron estar durante su presentación. Con gusto invitamos a los lectores que así lo deseen, a enviarnos su crónica de la actuación de este grupo.

Tex Maniacs – Si bien estos visitantes desde Texas son afectos al estilo musical denominado Conjunto, adecuaron su repertorio para acercarlo al primo hermano Tex Mex y brindaron un repertorio que nos es familiar por estos lares gracias a los impresionantes Texas Tornados (Doug Sahm, Freddy Fender, Augie Meyers y Flaco Jiménez). “Hey, Baby Ke Pasó” de Meyers, “She’s About a Mover” de Sahm, “A Mover El Bote”, “Who Were You Thinkin’ Of?” , “Marina, Marina”, todos éxitos de los Tornados, junto a “Canta Y No Llores” hicieron las delicias del público que pedía que pedía más…temas de Sahm y Fender (ante lo cual uno de los músicos se sacó el sombrero en respeto al desaparecido Freddy). Impecable actuación, aunque con un repertorio ajeno, pero por suerte, ampliamente conocido por el público asistente.

Horses – Este sexteto tiene integrantes de varios grupos country de gran nivel, conformando una experiencia musical que pocas bandas country tienen en Argentina. Arrancaron su actuación este año con “Mountain Music” con una excelente labor de Diego Ficher en violín, sin duda el mejor violinista en el terreno country argentino. Siguieron “Fisherman’s Blues” y “Livin’ On Love” a cargo de Diego Avaca, quien suena perfecto en el estilo de Alan Jackson. Ficher volvió luego a lucirse con una buena polka y siguió el momento de brillo de Gustavo Di Bella con una gran versión del tema “How Long” de J. D. Souther que los Eagles revitalizaran hace unos pocos años. “Lookin’ Out My Back Door” y “If You’re Gonna Play In Texas” siguieron con Avaca, Di Bella y Melody Pennan compartiendo voces redondeando una actuación que fue de lo mejor del festival. El único aspecto que pareció caer un poco incómodo, especialmente al público femenino, fue el excesivo protagonismo que la joven Pennan buscó tener sobre el escenario, moviéndose quizás más de lo necesario, especialmente cuando los compañeros interpretaban sus canciones, más algún alto demasiado alto de más en su voz, pero quizás esto se deba a su joven edad, a su entusiasmo y la emoción de estar frente a miles de espectadores que vivaban la gran actuación del grupo.

No Bull – Este es un grupo que prometía y mucho, pero algunos aspectos jugaron en su contra. Prometía porque Leslie Hortis, a quien podríamos considerar el líder del grupo, venía de una larga trayectoria con la banda The South y teniendo estos antecedentes en cuenta, se esperaba una gran actuación. El comienzo fue con el clásico cashiano “Big River” y faltó fuerza en las actuaciones de Diego Velázquez y Fernando Bellini como solistas vocales, aunque rinden bien en coros. La banda luego ofreció temas propios pero en algunos de los casos no mencionaron los títulos, lo cual, para quienes no hemos seguido la corta existencia de No Bull en locales nocturnos, nos dejó un poco despistados. De todos modos, cuando Hortis canta, la actuación da un giro de 180 grados: una voz suave, cálida, muy bien modulada y controlada, especial para las baladas y con un excelente nivel en el manejo del idioma inglés, hace que las canciones de las que se encarga este cantante marquen los puntos altos en la actuación de No Bull. Llegó el turno de Nicolás Constantinidis y llega el segundo gran tirón de orejas para él en esta crónica: ponerse a leer la letra de “Ring Of Fire”, y encima, cantar el estribillo medio a destiempo, es realmente sacrílego. Es más, estar en un grupo country y no saber de memoria la letra de este clásico de Cash es como pretender ser folklorista y no conocer “Los Ejes De Mi Carreta” o tanguero e ignorar “Mi Buenos Aires Querido”. Estimado Nicolás: es tiempo de sentarse a estudiar las letras y ensayarlas lo suficiente como para encarar en el escenario o sino seguir sólo en la guitarra. Una recomendación: si quieres seguir cantando, te recomendamos que escuches a Bobby Bare, un cantante muy similar a tu estilo vocal, cuyo repertorio creemos que te resultaría muy cómodo, con temas como “Four Strong Winds”, por ejemplo.
Los problemas de No Bull siguieron con las chicas de Hortis, cuando ofrecieron su versión de “Goodbye, Earl” de las Dixie Chicks: aquí fue el audio que les jugó una muy mala pasada y que hizo que no se escuchara casi nada de lo que cantaban o sólo a una por vez, mientras que los técnicos probaban los micrófonos y arreglaban el sonido sobre la canción misma. Siguieron “Little Bitty” y “Hillbilly Highway” que intentaron arreglar un show que, por varias razones, ya había hecho fruncir el ceño a muchos de los asistentes. Lástima.

Wanted – Le llegó el turno a la banda de San Isidro que no ha faltado a una sola edición del festival y que va creciendo y ofreciendo siempre algo nuevo en cada presentación. “She Thinks My Tractor’s Sexy”, una tremendamente tonta canción de Kenny Chesney, abrió el show con Juan Manuel Suárez en voz, aunque no en una de sus mejores actuaciones. Martin Blebel siguió con “Should’ve Been A Cowboy” de Toby Keith, demostrando que Blebel crece día a día no sólo como vocalista, sino en la comodidad y cancha que va logrando sobre el escenario: comentarios y bromas hacen que él sea el anfitrión adecuado de Wanted, algo que a veces falta en otras bandas. Fuegos artificiales y un despliegue de fotos de presentaciones pasadas y de legendarios vaqueros del cine como John Wayne, Clint Eastwood y Lee Van Cliff se sucedían en una pantalla, mientras que le llegaba el turno a Valeria Frattini, quien si bien no es una gran vocalista, sabe elegir qué cantar y lo entrega muy ajustadamente.
“Oh What A Cryin’ Shame” de los Mavericks dio lugar a que integrantes del grupo Maverick, pero el de Usuahia, subieran al escenario para cantar con Frattini. Siguió una estupenda, divertida versión de “Never Loved Before” que supieron hacer Alan Jackson y Martina McBride, aquí muy bien a cargo de Blebel y Frattini y les siguió “Ruta 66” con una pareja bailando un swing acrobático. “Hard-workin’ Man”, éxito de Brooks & Dunn, encontró a Juan Manuel Suárez muchísimo mejor vocalmente que en su primera intervención, en otro de los puntos altos de la actuación de este grupo de músicos que también llevan un buen tiempo, compartiendo música y creciendo juntos como profesionales.

Fuegos articiales, el anuncio de la nueva fecha del 10º San Pedro Country Music Festival y una versión de “Jambalaya” cantada por integrantes de muchos de los grupos, marcó el final de la segunda jornada también caracterizada por un muy nivel en la música y con un clima excelente enviado por San Pedro, pero el de allá arriba.

La organización del espectáculo, a cargo del sitio web www.country2.com y sus responsables, Gustavo Laurino y Mariana Piola, no dejó ningún aspecto del espectáculo sin afinar. Desde la seguridad –prácticamente innecesaria debido al gran respeto y comportamiento del público-, pasando por la modesta pero efectiva plaza de comidas, dieron al festival el marco ampliamente familiar que siempre lo ha caracterizado.
Hubo quienes se quejaron del sonido, pero ya en ediciones anteriores hemos hecho notar lo difícil que es amplificar para tantos grupos y teniendo tan poco tiempo entre banda y banda, para evitar, justamente, que el público se desbande.
Otra queja fue que “hubo mucho rock”, pero la verdad, es que hay rock y rock. Si el rock brindado por las bandas hubiera estado en la onda de Marilyn Manson o Metallica, sí cabría la queja, pero los temas de rock ofrecidos eran clásicos de Jerry Lee Lewis, Carl Perkins o Dire Straits con Mark Knopfler, todos artistas que han sabido hacer rock con un pie en el sonido country. Es de destacar que atrás han quedado artistas como el Coro de Gospel de Córdoba, que si bien serán muy buenos en lo suyo, absolutamente nada tenían que ver con su música disco en este festival. Y por supuesto, ni sombra hay ya de los cantantes de karaoke que presentándose con pistas grabadas, ofrecían un show que molestaba a los músicos y afectaba la imagen del festival, con actuaciones de casamiento o cumpleaños. Felicitaciones a los organizadores por prescindir de ellos.

Los dos días de música ofrecieron un recorrido por varios estilos de country, desde Honky Tonk hasta Bluegrass, desde Country-blues hasta TexMex, Rock Sureño y Western Swing, todo a cargo de solistas que brindaron lo mejor que pudieron sobre el escenario en un festival altamente profesional y totalmente gratuito, cuya décima edición ya todos estamos esperando. Y esperemos que el resto de la Argentina se avive y no se lo pierda.

Por Raúl Tejeiro para
Asociación de Música Country de Uruguay, A.M.C.U. - 2011.