¿El Vaquero Freud?

En mis lejanos estudios de Psicología, recuerdo cierta vez una supuesta clasificación que el doctor Sigmund Freud habría hecho de la mujer, según la percepción del hombre. Seguramente, alguien más versado en la materia que yo, podrá corregirme si esto no es precisamente así, pero recuerdo que Freud consideraba que los hombres teníamos la siguiente clasificación de la mujer:

1 – La Madre
2 – La Loca Perdida Que Uno Quiere Para Una Aventura
3 – La Chica Que Queremos Como Esposa

Muchos buscan como número 3 a alguien que prolongue a la número 1, otros, al contrario. Otros quieren como madre de sus hijos a una número 1, pero jamás querrían a una número 2. Algunos delirantes quieren a una número 2 para concretar lo que no pudieron con la número 1 y así múltiples otras combinaciones.
En el Tango Rioplatense, de pronto por el carácter machista del género musical, se trasluce la misma clasificación: la mamita querida, la madre de mis hijos y la “...mamiiiita!!!”
El género country no se queda atrás, y podemos repasar algunos temas que ilustran las categorías antes mencionadas:

Madre hay una sola
En el género Country, la madre ha hecho de todo para evitar a sus hijos cualquier tipo de sufrimiento –como debería ser en la vida real, al fin y al cabo-. En “Coat of Many Colors” (Saco De Varios Colores), la cantante Dolly Parton cuenta una historia autobiográfica en la que su madre, ante la carencia de un buen abrigo para su hija y la inminente llegada del invierno, echa mano a un caja de retazos de telas varias y le hace un precario saco, contándole mientras cose, la historia de José y su traje multicolor, que aparece en la Biblia. Por supuesto, la pequeña Dolly es el hazmerreír en la escuela, por más que ella les habla del amor de su madre “en cada puntada” o la historia bíblica.
Otra composición de Parton, “To Daddy”(Para Papá), cuenta cómo la abnegada madre se banca cualquier cosa del padre, pero éste llega un día para encontrar una nota de su esposa, contándole que sus hijos ya están grandes e independientes y que ha llegado el momento de que ella también se independice y busque nuevos horizontes.
El legendario Merle Haggard compuso dos clásicos en referencia a Mamá. En “Mama’s Hungry Eyes” (Los Ojos Hambrientos De Mamá) narra las miserias que su madre sufría, sin poder aspirar a nada más en su vida. En otra canción, “Mama Tried” (Mamá Intentó), la historia se centra en los esfuerzos de la madre por tratar de mantener fuera de líos y de la cárcel al protagonista de la canción.
Kenny Rogers compuso “Momma’s Waiting” (Mamá Espera), en la que el protagonista, haciendo uso de una de sus salidas transitorias de prisión, va a visitar a su madre, quien cree que su hijo es un tipo exitoso. “Mientras me alejo manejando, detrás, mamá saluda a un hijo que es todo lo que ella siempre esperó que fuera.”
Rogers también grabó una canción titulada “The Son of Hickory Holler’s Tramp” (El Hijo del Vagabundo de Hickory Holler), que fuera popularizada por O.B.McClinton, Johnny Darrell y Johnny Russell. Luego de ser abandonada con ¡catorce hijos! por un marido que se fuga con otra, “mamá lloró una lágrima y le prometió a los catorce niños, les juro que nunca verán un día de hambre”. “Cuando mamá sacrificó su orgullo, los vecinos comenzaron a hablar, pero yo era muy joven para entender lo que decían”, reza la canción.
La lista de madres abnegadas en las canciones podría seguir páginas y páginas, pero cambiemos a la siguiente categoría:


¡Mal Bicho!
En el género country, la variante es que la chica sensual, espectacular, que todos miran y que el protagonista logró conseguir, demuestra a la larga que no sirve como fiel esposa ni tampoco como madre. Es más, si alguna vez lo fue, fue sólo porque trajo al mundo a sus vástagos. Es la que ha abandonado al protagonista, la mayoría de las veces dejándole a los hijos, para buscar otra vida. Es la que lleva al desdichado por los caminos del alcohol y la pena, la que lo engaña con su mejor amigo, o con el pueblo entero, la que se queda con todas sus pertenencias, la que pasea sus curvas por la noche y va de boliche en boliche, le gusta la noche, le gusta el bochinche.
Otra vez R
ogers, en su clásico “Lucille” nos ilustra sobre este espécimen: “Elegiste el momento justo, Lucille. Los cuatro chicos hambrientos y la cosecha en el campo. He tenido duros tiempos, vivido momentos tristes, pero esta vez la herida no sanará.”
Hank Thompson, en su legendario tema “Wild Side of Life” (El Lado Loco De La Vida), le reprochaba a aquella que lo había abandonado: “No sabía que Dios había creado a los ángeles de cantina, debí haber sabido que nunca sabrías ser una esposa. Dejaste al único que verdaderamente te amó para optar por el lado loco de la vida”. Acotemos aquí la existencia del término “honky tonk angel” o “ángel de cantina” para referirse a esas chicas de vida fácil y rápida que merodean en las cantinas y bares en busca de fugaces aventuras; también “barflies” o “moscas de bar” refiriéndose a los insectos que merodean las luces de neón es otro muy frecuente término. Billy Mize escribió una composición popularizada por Jerry Lee Lewis, en típico estilo Honky Tonk titulada “Who Will Buy the Wine” (Quien Te Compre el Vino): “Sólo te sentás a esperar ser de alguno, y eso va a depender de quién te compre el vino”. Duro, muy duro el hombre. Desde los Flying Burrito Brothers hasta Vern Gosdin, fueron varios los que entonaron “Dim Lights, Thick Smoke/ And Loud, Loud Music” (Luces Tenues, Humo Espeso y Música Muy, Muy Fuerte) donde sonaba otro duro juicio:”Un hogar con niños pequeños no significó nada para vos o una vida de amor con un esposo fiel. Nunca vas a ser una esposa para un hombre que le guste el hogar.”
A veces esa mujer mala no es convocada en la canción por el despechado, sino por la buena esposa, víctima de la soledad luego de que la mala le hubiera robado a su hombre. En “Three Cigarettes In An Ashtray” tanto Patsy Cline como k d lang cuentan cómo la protagonista queda sola con “tres cigarrillos en el cenicero” luego de la confrontación del triángulo amoroso en un bar. También la protagonista de la clásica “Jolene” de Dolly Parton encara a la hermosísima chica del título para pedirle que no le quite a su hombre ya que una mujer como ella puede tener a los que quiera, pero nuestra pobre protagonista no.
En “Pick Me Up On Your Way Down”, del desaparecido Harlan Howard, la chica abandona a nuestro héroe pero no por otro, sino por fama y fortuna: “Han cambiado tu actitud, ahora sos altanera y grosera. Pero cuando se aburran de vos y te vengas cuesta abajo, recogeme en el camino.” En “Streets of Baltimore” (Las Calles De Baltimore), Bobby Bare canta cómo ella arrastra a nuestro sufrido héroe, seducida por las luces de neón, sólo para abandonarlo por el camino y quedarse callejeando, mientras él vuelve a su ciudad natal. En otros casos, la chica es tan considerada que hasta se despide, como en la clásica canción de Mickey Newbury “She Even Woke Me Up To Say Goodbye” (Hasta Me Despertó Para Decir Adiós). En otra canción clásica de Howard, “Heartaches By The Number”, la malvada se divierte yendo y viniendo, jugando con los sentimientos del protagonista: “La primer pena fue cuando te fuiste, nunca pensé que podría sufrir así. El segundo dolor fue cuando viniste, porque nunca pensaste en quedarte.”
Y por supuesto, el mayor escritor de penurias en forma de canción, fue Hank Williams, con su “Your Cheating Heart (Tu Corazón Mentiroso) o “You Win Again” (Ganás Otra Vez), donde no conforme con engañar a nuestro héroe, la chica difunde la noticia a diestra y siniestra para jactarse de su poder amoroso.
Sin embargo, algunas veces esta chica mala puede seguir siendo buena madre: en su tema clásico “Harper Valley P.T.A.” (Asociación de Maestros y Padres del Valle Harper), Tom T. Hall canta cómo la madre cuya reputación es puesta en tela de juicio por la tan “decente asociación” va a encararlos y a echar luz sobre cada uno de los oscuros secretos de cada uno de los padres.
En otras oportunidades, el ángel de cantina recorre miradas, sonríe o directamente se acerca a las mesas donde ellos están, dispuesta al ataque. Pero aquí entra el recuerdo de la buena esposa, porque aclaremos: estar tomando sin compañía en un boliche luego de medianoche, no significa necesariamente que el héroe quiera engañar a su esposa. En “Almost Persuaded” (Casi Persuadido), David Houston describe con tanto detalle a esta chica que se aproxima con una trago a su mesa, que casi la podemos ver: “Tenía labios rojos como rubíes y cabello largo y oscuro como el carbón y una mirada que tentaría a cualquier hombre”. “Estuve casi persuadido a desnudarme de mi orgullo” pero la presencia de su anillo de bodas lo evita todo. Nunca una sola palabra –“casi”- tuvo tanta fuerza en una canción.
Pero a veces son las características del héroe son lo que lleva a una buena a ser mala. En “The Pill” (La Píldora), Loretta Lynn festeja la existencia de la píldora anticonceptiva para salir de juerga, al igual que su marido lo ha hecho por tanto tiempo. En “Hell, Yes, I Cheated” (Demonios, Sí, Mentí), Patty Booker confiesa haberle obsequiado cornamentas a su media naranja, como resultado de su actitud hacia ella.

Más buena que Lassie
La última categoría es esa chica buena y dulce, pan de Dios, que el héroe le presenta a mamá y que cuida a los hijos, prepara la comida, alimenta al can y, si tiene que hacerlo, trabaja la tierra y ordeña las vacas. Es la que aguanta todo, aunque él se vaya de juerga con otros...u otras. Es la que cree en él, por más fracasos que él conozca, tal como lo cuenta Kenny Rogers en “She Believes In Me”(Ella Cree En Mí); la que lo sigue por todo el país para encontrarlo, porque lo ama, como entona Kelly Willis en la canción escrita por Tom T. Hall, “That’s How I Got To Memphis” (Así Es Cómo Llegué A Memphis); es la que es fogosa tras puertas cerradas (“Behind Closed Doors") como canta Charlie Rich; la que aguanta que él hable de la otra mientras sueña (“Talking In Your Sleep” de Crystal Gayle); es la que va a encarar a “la otra” con tal de defender a su marido, como dice Loretta Lynn en “You Ain’t Woman Enough” (No Sos Lo Bastante Mujer); la que pasa las noches solas, según Gretchen Wilson en “The Bed” (La Cama); la que es una madre incondicional (“No Charge” por Melba Montgomery); la que lo espera con el fuego encendido (“She Keeps The Home Fire Burning” de Ronnie Milsap), o la que aguanta estoicamente frases medio cursis como “Yo soy tu caballero en armadura brillante y tú eres mi dama”, según canta Kenny Rogers en “Lady.” Esa sí que es una mujer.

Para terminar, dos cositas: la idea de este escrito surgió de una conversación telefónica con el amigo argentino Roberto Lux, oportunidad en la que me comentó que un amigo suyo tenía un programa de tango y que preparaba programas según “temáticas”. El tema de la mujer en el country y sus varias facetas surgió como idea para este artículo. Gracias Roberto y también a tu amigo, el tanguero. Esto demuestra una vez lo que siempre he insistido: cuán cerca están el Tango y la Música Country.
La última cosita es dejar sembrada la semilla en el/la lector/a, que sea él/ella quien mediante un repaso mental o bibliográfico, continúe agregando títulos –que los hay muchos- en las categorías antes mencionadas.
Ah, y sí por último, disculpen las traducciones de los títulos de canciones. Esto no es lo mejor para hacer, algunos títulos son bastante agradables en español, otros como “Harper Valley P.T.A.” quedan absolutamente espantosos. Las traducciones de los títulos fueron a título –valga la redundancia- ilustrativo.

Raúl J. Tejeiro